En el programa de salvados, uno de los datos
que me ha llamado la atención es que a los 4 y 5 años menos de la mitad de los
niños finlandeses acuden a guarderías y no
empiezan el colegio hasta los 7 años. Aun así, dos años después, sus
puntuaciones son mejores que el resto de los países estudiados por la OCDE.
Merece
la pena subrayar que la diferencia entre España y Finlandia, no solo en las
escuelas, sino en el desarrollo de la vida diaria de las personas, es que los
niños son educados en, y para la paz. En los colegios finlandeses no educan,
simplemente enseñan, ya que la primera faceta la realizan todos los habitantes del
país. En España es distinto, ya que los colegios deben educar a los alumnos,
como mínimo, lo que se les des-educa fuera de ellos.
Es
conveniente especificar que el Estado destina alrededor de una quinta parte de su presupuesto a
todo lo relacionado con la educación. Esto conlleva pagar un 20% de impuestos.
El objetivo
principal de la política de Educación finlandés es ofrecer a todos los
ciudadanos igualdad de oportunidades para recibir enseñanza, independientemente
de su edad, domicilio, situación financiera, sexo o lengua materna. La
educación es considerada como uno de los derechos fundamentales de todos los
ciudadanos.
Por lo
tanto, el éxito finlandés se debe a que existen unos elementos que se
encuentran ligados y funcionan de forma coordinada: la familia, la escuela y los recursos socioculturales.
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