viernes, 17 de mayo de 2013

Perfil del maestro

El ser humano tiene una vida basada en los hábitos y costumbres. El cambio suele ser costoso porque da miedo o incluso pereza. Sin embargo, hay que tener presente que el cambio es necesario.

En la educación, el maestro ha dejado de ser la fuente de sabiduría y transmisora de conocimientos. Los alumnos y alumnas están ahora en contacto con la información y el perfil del educador tiene que cambiar.
 
Sin olvidar que no deja de ser el encargado de difundir esos conocimientos, el docente tiene ahora el papel de enseñar a los estudiantes la manera de acceder a la información y la forma correcta de utilizarla.
 
El perfil del educador de nuestros días debería ser muy diferente al maestro que tuvieron nuestros padres. Por esta razón, es preciso tener presente que el perfil del personal que atiende a los niños y niñas debe ser el de un profesional especializado con una buena formación, con capacidad para tomar decisiones y con autonomía, que actúe coordinadamente con el equipo didáctico y con las familias, este abierto a la innovación, organice el aula para dar respuesta a la diversidad y realice de manera adecuada la evaluación formativa, conozca las circunstancias que rodean a cada uno de sus alumnos y de respuesta a las necesidades afectivas, tan importantes en esta etapa para que se produzca aprendizaje.
 
El profesorado es el pilar para conseguir una educación de calidad y su formación debe corresponder a las demandas y necesidades sociales. Por esta razón, el perfil del maestro ha de ser el de una persona culta, que combine saberes específicos y didácticos, que sea capaz de utilizar recursos para transformar esos saberes en elementos de aprendizaje, que tenga conciencia social para educar en valores democráticos a ciudadanos críticos, que sepa incorporar el entorno como parte activa del territorio educativo y que tenga capacidad afectiva.

Las características principales de dicho educador serían las siguientes:
  1. El maestro tiene que estar disponible siempre a resolver los interrogantes que puedan tener los alumnos.
  2. El maestro debe ser una persona en la que el alumnado pueda confiar, dispuesto a escuchar los problemas que puedan surgir tanto en el aula como fuera de ella.
  3. El profesor debe conocer los gustos de los alumnos y aprovecharlos.
  4. Un maestro con vocación va a clase motivado, transmitiendo energía positiva a los alumnos, con ganas de aprender cada día y de superar los retos que plantean los estudiantes.
  5. El maestro puede equivocarse y debe admitir los errores y permitir consejos de compañeros/as docentes. La interacción con los compañeros docentes desde la humildad solamente puede traer consecuencias positivas.
 
Por último, me gustaría comentar que los profesores tienen en común, en primer lugar su vocación. Ser profesor es estar convencido de que uno tiene capacidad de enseñar y que puede hacerlo bien. Implica un sentido de la responsabilidad muy implícito, ya que por su mano pasarán aquellos individuos que conformarán la sociedad del mañana.
 
Los profesores también deben tener respeto a sus alumnos, lo que implica una capacidad de autoanálisis continua para descubrir posibles fallos y detectar aquellos obstáculos que frenan el aprendizaje. Términos como tolerancia y humildad también van unidos intrínsecamente a la profesión de maestro.
 
Además, se necesita un cierto grado de inconformismo y mucha capacidad de adaptación y esfuerzo. Inconformismo para intentar que las cosas cambien a mejor y que los alumnos y alumnas obtengan los resultados esperados. Asimismo, la capacidad de adaptación es fundamental en los tiempos de las nuevas tecnologías, mientras que el esfuerzo se sobreentiende en una profesión donde el aprendizaje y el reciclaje profesional debe ser continuo, a lo largo de toda una vida.


  
Intentemos llegar a ser el maestr@ que nos hubiera gustado tener


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